Wednesday, January 18, 2006

LOCA DE PUEBLO




El papá. La mamá. El hijo. La trilogía familiar que espera el bus de regreso en una calle de provincia.

El equipaje: 2 bolsos, una pelota y una bolsa de chilenitos.

El Bus: Pullman. Climatizado. TV. Velocidad controlada.

La hora de salida: 17:45.

La hora de llegada 19:30.

Inicio: Quilpué.

Destino: Santiago.

El papá conversa con la mamá. Un collage de temas familiares y dominicales. Mientras, el niño, pelota en mano, mira embobado la bolsa de chilenitos. Los dulces agitan su estómago y cada uno de sus deditos.

Algunos pasajeros llegan con más maletas, más hijos, más conversaciones familiares dominicales. De pronto, se escuchan las palabras que hieren. Un tengo hambre, tengo hambre que quiebra el perfecto equilibrio del alegre sonido ambiente.

Es Lalo. La loquita sucia del pueblo molestando otra vez. Ese error de Dios que todos los pasajeros en tránsito (ex provincianos, orgullosos capitalinos por adopción, que visitan a los perdedores, a los familiares que nunca encontraron la puerta de salida) quieren olvidar. La incomodidad general que parte en las nucas, baja por los cuellos, recorre las espaldas. El niño esconde sus pastelitos. La mamá hace que no ve. El papá baja la mirada.

Vuelve el peor recuerdo del pueblo: La loquita es de aquellas loquitas que escoge su comida en los tarros de basura del mejor barrio de la ciudad. La loquita es de aquellas loquitas que se acuestan con los últimos borrachos del bar "El Campeón".

La loquita es de aquellas loquitas que van dejando fetos en los mismos tarros de basura del mejor barrio de la ciudad. El tengo hambre ahora se dirige hacia la familia. El niño, avergonzado, esconde los pastelitos tras la pelota. La loquita mira la bolsa de chilenitos y el niño mira la baba amarilla que cae de la boca de la mujer. Asustado, suelta la bolsa y corre tras los brazos de su padre. Sin pensarlo dos veces, la loquita se abalanza sobre los dulces. La mamá corre con la cara asqueada. La loquita en cuatro patas devorando su presa.

PASAJEROS CON DESTINO A SANTIAGO, DIRIGIRSE AL ANDEN 5… Todos hacia el Pullman. Aliviados de escapar de la loquita del pueblo. El niño mira por última vez sus pastelitos desparramados por el suelo. La loquita se limpia la boca. Ahora tiene ganas de culiar.